Por: Freddy A. Guevara / Comunicador Social. Al no conseguirlo, los diputados oposicionistas rechazarían cualquier propuesta en favor del pueblo solo para afectar a la Revolución aun sabiendo que perjudican es al pueblo venezolano.
Volverían a repetir el decreto de liquidación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) como en 1996. Donde los venezolanos y venezolanas de avanzada edad quedarían sin su pensión por vejes.
Recordemos, que en la IV República cuando los abuelos salían a protestar para reclamar sus pensiones, eran recibidos por los tanques anti-motines, mejor conocidos como “las ballenas.”
Reinstaurarían los créditos indexados y la cuota balón que expropiaban las viviendas y los vehículos de las familias de clase media a través de la usura bancaria.
Privatizarían nuevamente la educación, y de esa manera a una buena parte de nuestros jóvenes se le imposibilitaría el ingreso a escuelas, liceos y universidades; ya que las cuotas mensuales de la educación privada serían costosísimas, difícil de pagar para un grupo familiar con un ingreso promedio, como ocurrió ya en la cuarta república.
Eliminarían a Mercal, PDVAL y los Abastos Bicentenarios; entonces volverían al país las grandes cadenas transnacionales de alimentos, las que comenzarían a especular con los precios, y pondrían nuevamente en práctica el acaparamiento.
Eliminarían la nueva Ley de la Actividad Aseguradora que favorece a los intermediarios y asegurados.
Igualmente eliminarían la nueva Ley Bancaria, que beneficia a los empleados y depositantes; entonces regresarían a la vieja Ley que protegía solo a los banqueros corruptos y así harían de las suyas, quebrando los bancos, como ocurrió en el gobierno de Rafael Caldera en el año de 1.994. Esa era la práctica para recibir auxilios financieros por parte del gobierno, que luego eran robados para después huir del país.
Privatizarían todos los servicios públicos; como ejemplo podemos mencionar a la CANTV, donde las tarifas sufrían aumento cada cierto tiempo hasta convertirse en impagables.
Privatizarían la salud, entonces cerrarían los CDI,SRI que prestan un servicio de calidad y, volveríamos a pagar la famosa colaboración en los hospitales públicos por unos montos bastantes considerables, seguidamente comenzarían a desaparecer los equipos médicos y de alta tecnología que irían a parar a las clínicas privadas.
Privatizarían todos los medios de comunicación, así pues secuestrarían la libertad de prensa, expresión y opinión. Volverían a utilizar los sensores en los medios; (Pedro Pablo Alcántara fue uno de ellos- hoy candidato por AD a la Asamblea Nacional) como ocurrió en el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Volveríamos a los ranchos de lata en vez de viviendas dignas; recordemos todos que por mas de 40 años en tiempos de campaña política de la IV República, regalaban latas de zinc para la construcción de ranchos, creando más miseria en la población venezolana.
La derecha venezolana no tiene proyecto de país. Su receta camuflada, vergonzosamente escondida sigue siendo el neoliberalismo de mercado que achica el Estado, privatiza las riquezas, apertura indiscriminadamente el comercio y privilegia al capital por encima del trabajo.
Esto es apenas una síntesis de lo que pudieran hacer, tal cual como ocurrió en el Golpe de Estado “El Carmonazo” en menos de 24 horas.
Debe suponerse en rigor que los partidos políticos tienen un programa que ofertar, una visión o proyecto de país por el cual invitar a luchar o asumir para construir el futuro. La oposición carece de aquello.
No son una opción auténticamente democrática. El diseño de su política se sustenta en el odio y la venganza.
“Porqué regresar al pasado si podemos ir al futuro”.
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